miércoles, 7 de octubre de 2015

Neutralismo Animal.

Cuando dos o más poblaciones comparten un espacio geográfico, pero no interactúan entre sí, no tienen intereses comunes, ni se afectan de forma alguna, se produce esta relación de convivencia indiferente. Es, por ejemplo, lo que ocurre entre un ave carnívora, como el águila mora, y algunas plantas.

El neutralismo puro es muy poco probable o imposible de probar. Al tratar las complejas redes de interacciones presentadas por los ecosistemas, puede ser difícil afirmar con certidumbre que no hay absolutamente ninguna competencia o beneficio entre ninguna de las especies. Dado que el neutralismo puro es raro o inexistente, este término a menudo se aplica a situaciones donde las interacciones son poco más que insignificantes o despreciables.

En el caso de que una especie reciba beneficio y otra no resulte beneficiada ni perjudicada, se habla de comensalismo. Este tipo de relación se da entre pez rémora y el tiburón. El pez rémora obtiene alimento de los restos de comida que escapan de la boca del tiburón cuando ataca a una presa. Por su parte, el tiburón ni se beneficia ni es perjudicado por la interacción.


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